domingo, 4 de septiembre de 2022

Todos somos Rubio

 

Un día más comienza, y el verano va tornando a su fin. El verano, esa época en la que se aglutinan la mayoría de las ferias de nuestro país, unos días llenos de diversión, música y atracciones para grandes y pequeños, pero ¿es igual para todos o seguimos olvidándonos de una parte importante de la sociedad? 

 

Hoy os traigo la historia de Rubio, un labrador de unos 8 años aproximadamente, pero para su dueño Juan, era mucho más que un amigo que le hacía compañía, Rubio era perro guía, así que era los ojos de Juan, el que le acompañaba durante las 24 horas del día y le ayudaba a poder desenvolverse. 

 

Esta historia ocurrió hace unos días, pero no ha sido hasta hoy que he encontrado palabras para poder expresar lo que pasa por mi mente. 

 

<<Durante la celebración de las fiestas de Monachil, Juan llamó al ayuntamiento para solicitar que no continuasen con la pirotecnia en estas fiestas, ya que su perro entraba en pánico, al igual que otros muchos de otras familias, también les recordó que esta pirotecnia afecta a personas mayores, personas con problemas cardiacos o con TEA, impidiéndoles disfrutar de esta celebración en las mismas condiciones que el resto de habitantes del pueblo. 

 

El ayuntamiento le contestó que como el programa de fiestas ya estaba confirmado iban a continuar con él, y así lo hicieron. Dos días después de esta llamada, comenzaron de nuevo a sonar esos cohetes, Rubio estaba en la terraza de su casa, en cuanto Juan escuchó el primer cohete salió a ver como se encontraba su compañero, pero no lo encontró, Rubio entró en estado de pánico y huyó, al igual que lo hicieron otros muchos perros de otros vecinos de Monachil, algunos fueron encontrados a más de 10km de sus casas, pero Rubio no tuvo tanta suerte. Policía Local, Protección Civil y vecinos comenzaron a buscar a Rubio, al que unas horas después encontraron en el fondo de un barranco.>> 

 

Se puede adiestrar a los perros, pero no para soportar ese ruido estridente, algunos parecen ser inmunes a él, pero para otros supone vivir una situación de pánico y miedo que incluso puede llevar a provocarles un infarto.  

Puedo hablar con conocimiento de causa, ya que en casa tenemos dos perros, ambos son guías, uno ya jubilado y otra más joven que se encuentra en activo. Durante las fiestas de nuestro municipio, Albolote, tuve que llevarme a la pequeña al garaje del edificio, y meterla en el coche para aislarla todo lo posible de ese sonido provocado por los cohetes, no dejaba de temblar y jadear y luego tenía miedo de volver al piso. 

 

Aunque he centrado este post en Rubio, también debemos pensar en personas con TEA, con problemas de corazón o sensibilidad al sonido, que sufren igual que nuestros peludos.  

 

No estoy en contra de los castillos de fuegos artificiales, estoy en contra de que estos se acompañen de una explosión que haga temblar incluso los cristales de las casas cercanas, ¿es tan difícil quitarle el sonido y dejar solo la parte visual? Y si no pueden hacer esto simplemente deberíamos comenzar a erradicar de nuestras fiestas esa costumbre que es todo menos inclusiva. 

 

Vuela alto Rubio, entre todos conseguiremos que una tragedia como ésta no vuelva a ocurrir. 

 

*La foto al pie de esta publicación es de nuestro perro Xaul, elegida porque es del mismo color de Rubio, para quien va dirigido hoy este post.*

 


 

 


 

lunes, 20 de junio de 2022

La moneda misteriosa

 

Hoy quiero coger nuestra nave del tiempo y viajar al pasado para contaros una pequeña historia de misterio, un misterio que aún sigue sin resolver. Así pues, subid, que arrancamos motores... 

 

Almuñécar, 22 de diciembre de 1993, dos niños (Sonia y Juan Luis), salen felices del colegio, por fin están de vacaciones y éstas serán muy especiales ya que las pasarán en el pueblo, en Peligros. 

 

Emocionados comienzan a preparar las maletas junto a su madre, mientras su padre remata las últimas horas de trabajo. 

 

Por la tarde llegan al pueblo, y como siempre se instalan en casa de sus abuelos maternos, esa que durante algunos años fue su casa. Deshacen el equipaje y papá les llama: 

 

- Vamos chicos, daros prisa, que tenemos que ir a ver a los abuelos - se refería a sus padres, junto a los cuales iban a celebrar la Nochebuena por primera vez en mucho tiempo. 

 

La abuela los recibió feliz, y contenta les fue enseñando todo lo que tenía preparado para la gran noche; carnes, sopas, marisco y, sobre todo, dulces. Antes de irse a descansar, la abuela le dio a cada nieto una moneda de 100pts (para los más jóvenes, unos 0.60€) 

 

Por la mañana, Sonia se levantó y se sorprendió al ver la cama de sus padres vacía y lo que era más extraño, desecha, ya que su madre nada más levantarse hacía la cama. En ese momento llegó su abuela Carmen. 

Sonia – Abuela, ¿dónde están mis padres tan temprano? - preguntó la niña - Se han ido al hospital, durante la noche tu abuela se puso malita y están allí con ella - respondió Carmen. 

 

La niña se quedó más tranquila y sin darle muchas más vueltas desayunó y comenzó a vestirse, a esas horas el kiosco que había al final de la calle ya estaría abierto y con las 100pts que le había dado su abuela la noche anterior podía comprar muchas chuches. 

 

Justo cuando iba a salir Sonia por la puerta para ir al kiosco, escuchó como su abuela Carmen hablaba con el panadero – una desgracia, anoche llamaron a mi hija y a mi yerno para decirles que su madre había fallecido - escuchó decir a Carmen, - pobre mujer – contestaba el panadero. 

En ese momento Sonia decidió que jamás gastaría esa moneda de 100pts, la última que le había dado su abuela, así que tomó su moneda y la de su hermano y las guardó en una cajita en forma de corazón, dentro de una bolsita de joyería que a su ver guardó en su joyero favorito, así las tendría a mano siempre. 

 

Sonia tenía su joyero dentro de su cama, una cama mueble que solo abrían para dormir, y cuando se sentía triste o echaba de menos a su abuela, la abría y cogía entre sus manos las monedas para sentirse cerca de ella. 

 

Un día, años más tarde, Sonia, como tantas otras veces había hecho, abrió su joyero, saco la bolsita, la abrió y le quitó la tapa a esa cajita en forma de corazón, pero algo había ocurrido, la niña salió corriendo buscando a su madre 

 

- Mamá, mamá, ¿tú has tocado mi caja con las monedas de la abuela? - le preguntó angustiada, - No hija, yo jamás haría eso, se lo importante que es para ti, pero, ¿por qué me lo preguntas? - respondió su madre.  

Sonia casi en shock le contó a su madre - verás, es que, he ido a coger las monedas como hago siempre, y sorpresa, hay tres monedas en lugar de dos -  

 

Su madre no sabía que decir, comenzaron a buscar respuesta a lo ocurrido, pero no encontraban ninguna explicación, todo el mundo sabía lo importante que era aquel tesoro para Sonia y no se atreverían a tocarlo. 

 

Ahí quedó la cosa, en un misterio que tal vez algún día se resolvería o tal vez no. Pero lo que lo que dejó a esa pequeña niña, convertida ya en una adolescente, mucho más desconcertada, unos meses antes había llegado al mundo su hermana, un miembro más de la familia, una tercera hija y tal vez ¿una tercera moneda? 

 

Esa es la pregunta que aún hoy ronda por la cabeza de Sonia, si tal vez fue su abuela quien colocó la moneda, regalándole a esa nueva nieta sus últimas 100pts. 

 

Esta historia es real, muchos pensaréis que todo tiene explicación en la vida, yo a este misterio no se la he encontrado, pero tampoco quiero hacerlo, prefiero quedarme con esa idea de que mi abuela se manifestó de esa forma para decirnos que estaba con nosotros y que le había hecho ilusión la llegada de mi hermana. 

 


 

sábado, 20 de noviembre de 2021

Valores y empatía

 

Hoy no voy a escribir sobre el amor o desamor, esos sentimientos que aunque tratamos de evitar siempre nos acompañan, no, hoy vengo a hablar de algo más serio e importante.

Últimamente estoy descubriendo, o tal vez siendo consciente, según queramos verlo, de la falta de valores existente en nuestra sociedad.

La vida avanza, la tecnología, la medicina, pero retrocedemos en aspectos que deberían ser fundamentales, como la empatía.

Si nos paramos a pensar en nuestros padres o abuelos, nos topamos con personas dispuestas a ayudarse unos a otros y ahora por más que lo pienso no encuentro el motivo ni el momento en el que todo esto se perdió.

Seguro que os preguntaréis porque hablo hoy de ésto o a que me refiero con mis palabras, pues bien, todo se debe concretamente a dos hechos de los que he sido testigo en las últimas semanas, pero que sé que no son aislados y que ocurren con demasiada frecuencia.

El primero de ellos ocurrió en el metro de Granada, trayecto dirección Albolote. Como ya sabéis, mi marido es una persona invidente, bueno, pues hace unas semanas, volvíamos de hacer unas gestiones en Granada y al subir al metro nos encontramos con tres señoras sentadas en los asientos prioritarios, es decir, aquellos destinados a personas mayores o con algún tipo de discapacidad, como decía estas señoras, con edades entre los 24 y 45 años, se quedaron impasibles, sentadas en su asiento, viendo como mi pareja tenía que viajar de pie, sujetándose a las agarraderas del vagón. Lo que más rabia me dio fue que una de ellas se quedó mirando durante todo el trayecto.

El segundo de estos hechos y que para ser sincera es el que más me ha indignado, ocurrió en uno de los centros hospitalarios de Granada. Habíamos acudido mi marido y yo para una revisión rutinaria y mientras nos encontrábamos en la cola para pedir cita fui testigo de una situación que por desgracia suele ser habitual. Un chico invidente entró por la puerta al pasillo, solo, delante de él, paradas, había varias personas que ni se inmutaron ante la llegada del joven, él se quedó parado, se notaba que no sabía a donde dirigirse, decidí acercarme a él y me dijo que tenía cita, así que lo acerqué a la máquina de confirmación, esa que han instalado en los hospitales para acelerar y facilitar la gestión de citas en el día, pero inaccesible para personas invidente, y luego le acompañé hasta la sala de espera de su consulta.

Con esto no quiero decir que todo el mundo tiene estos comportamientos, hay gente que aún tiene valores, pero suelen ser personas de cierta edad, y muy poca gente joven, de la nueva generación, esa misma que es el futuro del mañana, por lo que me pregunto, ¿qué futuro nos espera a nivel social?

No culpo 100% a estas personas, ya que la sociedad en lugar de avanzar ha ido retrocediendo, vamos con prisa y lo que es peor, nos están enseñando a mirar por y para nosotros, sin pensar en los demás y en lo que necesitan. En cuanto a las personas con diversidad funcional el mayor problema viene de los organismos públicos que aún no toman las medidas necesarias para facilitarles la vida, encontrándose aún con innumerables barreras, y ahora, con tanta tecnología yo diría que hay más, pero de esto es mejor hablar en otro post.

Tal vez un gesto no cambie el mundo, pero sí puede cambiar el día de una persona. Recuperemos esos valores que nuestros abuelos cultivaron en nosotros y que tan valiosos son.

 


 

domingo, 18 de julio de 2021

Justicia.....¿para quién?

Todos recordamos a Samuel, el joven gallego asesinado por su condición sexual. 

Su asesinato indignó a medio país, políticos, periodistas y famosos, además de gente de a pie y del colectivo LGTBI que llenaron las redes sociales de mensajes pidiendo 'Justicia para Samuel'.

Hace unos días, en Madrid, acabaron con la vida de Isaac, apuñalado por la espalda de forma cobarde. 

Isaac era un joven rapero con síndrome de Asperger, que según algunos medios, aunque aún no se ha confirmado, llevaba meses sufriendo acoso y amenazas por parte de alguna banda. Este joven iba de camino a encontrarse con un amigo con el que había quedado y con el que precisamente iba hablando por teléfono, cuando en un punte fue alcanzado por varias personas (presuntamente miembros de alguna banda) que acabaron con su vida. Él solo quería disfrutar de su pasión, el rap, sin hacerle daño a nadie.

Ambos asesinatos son terribles y ambos han sido cometidos desde el odio, pero por desgracia no han tenido la misma repercusión. Aún no he visto a ningún colectivo, asociación, político o famosillo publicar Twits o videos condenando esta muerte, abro las redes sociales y no me encuentro mensajes de ‘Justicia para Isaac’ cosa que sí ocurrió con Samuel. ¿Por qué? ¿Existen muertes de primera y segunda? ¿Es menos persona por sufrir Asperger? ¿Dónde están los que luchan por la igualdad?

Pensaba que a estas alturas de la vida la lucha por la igualdad englobaba a toda persona, pero veo que como siempre cada uno barre para casa y ahora está de moda subirse al carro del colectivo LGTBI del que se están aprovechando muchos para incrementar su fama (políticamente hablando).

Me da rabia ver como seguimos mirando para otro lado cuando la persona atacada es una persona que sufre algún tipo de discapacidad, ¿cuándo vamos a luchar por ellos?

Bastante tienen que aguantar las personas que sufren discapacidad en su día a día, enfrentandose a todas las barreras que aún existen, la peor de todas, la barrera de la indeferencia que algunos sienten. ¿También vamos a infravalorar el valor de sus vidas? 

 En un programa de televisión, un reality para ser más concretos, también hablaron sobre la muerte de Samuel, donde llegaron a la conclusión de que aún queda un camino muy largo por andar para que el colectivo LGTBI se sienta seguro y exista igualdad, y yo me pregunto ¿y el camino para que se trate como 'personas', porque eso es lo que son, a quien sufre discapacidad?

Al igual que condeno la muerte de Samuel, también lo hago con Isaac, porque ambos son crímenes atroces, basados en el odio o mas bien en el miedo a lo diferente, y espero que sobre estos asesinos caiga todo el peso de la ley.

La justicia puede hacer su trabajo, pero nosotros como sociedad debemos unirnos y seguir luchando, pero juntos y en una misma dirección, sin dejar a nadie por el camino, porque una vida vale lo mismo que otra.

 

Justicia por y para todos