miércoles, 12 de diciembre de 2012

Escucha a tu corazón...



Tal vez algunos no entendáis el titulo de este nuevo post, así que voy a intentar explicaros que intento deciros, debéis escuchar a vuestro corazón sin temor a lo que os diga, seguir los pasos que él os indique son pensar si al final del camino encontrareis rosas o espinas, porque si no hacéis esto os pasareis la vida preguntándoos ‘¿Qué hubiese encontrado al final del camino?’
Para que lo comprendáis mejor os contare una historia, la de una chica a la que llamaremos Amneris y que siempre se hará esa pregunta…
“Amneris era muy joven cuando conoció al que es y será el amor de su vida, al principio no le presto mucha atención, ni le encontraba atractivo o interesante, pero un día se quedó durante horas a solas con el y fue cuando comenzó a verlo de otra forma, y sin saber porque se vio sumergiéndose en sus intensos ojos azules, soñando con dormir entre sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo contra el de ella.
Pasaron lo días y ese chico tuvo que marcharse, Amneris no dejaba de pensar en él a la espera de que algún regresara, pero cuando ese día llegó algo había cambiado en la joven chica, su amor era el mismo pero algo había pasado y ella por miedo comenzó a intentar a alejar a este chico de su lado. Sabía que no sería fácil, por eso escogió el peor de los caminos para lograr su propósito, intentar odiarlo y que él también la odiase…pero por desgracia para ella solo consiguió la mitad de objetivo, el chico al que amaba se apartó de su lado, sin querer saber nada de ella, mientras Amneris se quedaba sola, viéndole marchar mientras por sus mejillas corría una triste lágrima.
Pasaron unos años y la casualidad volvió a unir a estos jóvenes, amistades en común que ellos desconocían les hicieron regresar a aquellos momentos en los que ambos se amaron con locura aunque ninguno fue capaz de confesar sus sentimientos. Salían todos a pasear, a bailar y ese chico no dejaba de mirarla mientras ella continuaba con su actitud fría y de indiferencia hacia él, aunque en el fondo se moría por acercarse hasta su amado, tomar su cara entre sus manos y pedirle perdón con un dulce y tierno beso, esa fue la última vez que salieron juntos, pero se seguirían viendo puesto que ambos veraneaban en el mismo sitio.
Amneris por muchos años que habían pasado no lograba ser capaz de enamorarse, no quería a otro hombre en su vida, solamente la luna y la oscuridad de su habitación compartían con ella esas lágrimas derramabas pensando en él, en lo que hubiese pasado si la última vez que se vieron le hubiese regalado su corazón…
Una noche en la que salió con sus amigas, mientras estaban sentadas en un bar sintió un escalofrío y al girarse le vio, allí parado detrás de ella, y la joven se levanta y sale del bar, huyendo de aquel nuevo encuentro, de aquel nuevo cruce de miradas, pidiéndole a  su corazón que dejase de latir con tanta fuerza.
Cierto día, esta chica descubrió algo que la hundió por completo, el chico que ocupaba sus sueños, por culpa de sus nuevas amistades había caído en un mundo del que no es fácil salir, y Amneris comenzó a sentirse culpable de ello, pensando que si ella hubiese estado a su lado, él no habría entregado su vida a ese mundo, que ella le podría haber ayudado a ser fuerte…
Ha pasado el tiempo y aún se pregunta que hubiese pasado si cuando tuvo la ocasión de confesarle su amor en lugar de huir hubiese tenido el valor de decirle que lo amaba, que necesita su calor y sus besos, que su mirada era el sol que la iluminaba y su sonrisa la razón de cada nuevo amanecer en su vida…”
Esta es una de tantas historias de amores frustrados por el miedo, de almas rotas por el dolor de un sentimiento oculto, un corazón marchito por el paso de los años y el adiós del hombre amado.
Por eso os pido que escuchéis vuestro corazón, sin temor, que peleéis por lo que soñáis y lo que amáis, porque siempre digo yo ‘Es preferible arrepentirse de lo que has dicho que lamentarse de lo que has callado’