Tal vez algunos no entendáis el titulo de
este nuevo post, así que voy a intentar explicaros que intento deciros, debéis
escuchar a vuestro corazón sin temor a lo que os diga, seguir los pasos que él
os indique son pensar si al final del camino encontrareis rosas o espinas,
porque si no hacéis esto os pasareis la vida preguntándoos ‘¿Qué hubiese
encontrado al final del camino?’
Para que lo comprendáis mejor os contare una
historia, la de una chica a la que llamaremos Amneris y que siempre se hará esa
pregunta…
“Amneris era muy joven cuando conoció al que
es y será el amor de su vida, al principio no le presto mucha atención, ni le
encontraba atractivo o interesante, pero un día se quedó durante horas a solas
con el y fue cuando comenzó a verlo de otra forma, y sin saber porque se vio sumergiéndose
en sus intensos ojos azules, soñando con dormir entre sus brazos, sintiendo el
calor de su cuerpo contra el de ella.
Pasaron lo días y ese chico tuvo que
marcharse, Amneris no dejaba de pensar en él a la espera de que algún
regresara, pero cuando ese día llegó algo había cambiado en la joven chica, su
amor era el mismo pero algo había pasado y ella por miedo comenzó a intentar a
alejar a este chico de su lado. Sabía que no sería fácil, por eso escogió el
peor de los caminos para lograr su propósito, intentar odiarlo y que él también
la odiase…pero por desgracia para ella solo consiguió la mitad de objetivo, el
chico al que amaba se apartó de su lado, sin querer saber nada de ella, mientras
Amneris se quedaba sola, viéndole marchar mientras por sus mejillas corría una
triste lágrima.
Pasaron unos años y la casualidad volvió a
unir a estos jóvenes, amistades en común que ellos desconocían les hicieron
regresar a aquellos momentos en los que ambos se amaron con locura aunque ninguno
fue capaz de confesar sus sentimientos. Salían todos a pasear, a bailar y ese
chico no dejaba de mirarla mientras ella continuaba con su actitud fría y de
indiferencia hacia él, aunque en el fondo se moría por acercarse hasta su
amado, tomar su cara entre sus manos y pedirle perdón con un dulce y tierno
beso, esa fue la última vez que salieron juntos, pero se seguirían viendo
puesto que ambos veraneaban en el mismo sitio.
Amneris por muchos años que habían pasado no
lograba ser capaz de enamorarse, no quería a otro hombre en su vida, solamente
la luna y la oscuridad de su habitación compartían con ella esas lágrimas
derramabas pensando en él, en lo que hubiese pasado si la última vez que se
vieron le hubiese regalado su corazón…
Una noche en la que salió con sus amigas, mientras
estaban sentadas en un bar sintió un escalofrío y al girarse le vio, allí
parado detrás de ella, y la joven se levanta y sale del bar, huyendo de aquel
nuevo encuentro, de aquel nuevo cruce de miradas, pidiéndole a su corazón que dejase de latir con tanta
fuerza.
Cierto día, esta chica descubrió algo que la
hundió por completo, el chico que ocupaba sus sueños, por culpa de sus nuevas
amistades había caído en un mundo del que no es fácil salir, y Amneris comenzó
a sentirse culpable de ello, pensando que si ella hubiese estado a su lado, él
no habría entregado su vida a ese mundo, que ella le podría haber ayudado a ser
fuerte…
Ha pasado el tiempo y aún se pregunta que
hubiese pasado si cuando tuvo la ocasión de confesarle su amor en lugar de huir
hubiese tenido el valor de decirle que lo amaba, que necesita su calor y sus
besos, que su mirada era el sol que la iluminaba y su sonrisa la razón de cada
nuevo amanecer en su vida…”
Esta es una de tantas historias de amores
frustrados por el miedo, de almas rotas por el dolor de un sentimiento oculto,
un corazón marchito por el paso de los años y el adiós del hombre amado.
Por eso os pido que escuchéis vuestro corazón,
sin temor, que peleéis por lo que soñáis y lo que amáis, porque siempre digo yo
‘Es preferible arrepentirse de lo que has dicho que lamentarse de lo que has
callado’