martes, 21 de febrero de 2012

Amor eterno

Era una calurosa tarde de verano, yo me encontraba tomando el sol en la piscina junto a mis amigos, entonces apareciste tú, de pie junto a mí, alguien nos presento y yo no pude mas que reír ¿de que me reía? supongo que jamás lo sabré. Tú no dejaste de mirarme y sonreír, había en ti algo extraño que no lograba adivinar que era.

Al caer la noche me dispuse a salir como cada noche con mis amigas, aunque a nuestra edad no íbamos muy lejos, entonces apareciste de nuevo, preguntando a donde nos dirigíamos, nos negamos a decírtelo, era un secreto, pero en verdad solo nos queríamos hacer las interesantes. Pareciste entenderlo y seguiste tu camino, hasta que alguien nos advirtió de tu presencia, y pudimos ver tu silueta oculta entre los coches, nos seguías y no sabíamos porque.

Intentamos huir de ti, darte esquinazo, pero eras demasiado rápido y listo, por lo que decidimos separarnos, intentar distraerte mientras dudabas de a quien perseguir, pero tu lo tenias clarísimo y viniste tras de mi. Resultaba gracioso como intentabas excusas fingiendo dirigirte a un lugar casualmente en la misma dirección que llevaba yo. No se como ocurrió, pero nos quedamos durante horas solos, hablando, tu intentando hacerte el gracioso.

Cuando la noche terminó pensé que estabas loco, que mejor no acercarme a ti nunca, aunque debo de reconocer que al recordar lo que había ocurrido un rato antes, se dibujaba en mi rostro una ‘tonta sonrisa’.

A la mañana siguiente me levanté pensando en ti, y desde entonces no he dejado de hacerlo, porque fue cuando me di cuenta que estaba enamorada de ti.

Pero el destino jugaba en nuestra contra, el amor y deseo jamás formarían una cama de caricias, besos y vida conjunta, alguien nos obligo a alejarnos, tal vez mi juventud también fue cómplice de tan cruel crimen contra dos corazones enamorados, y nos separamos, sin decir adiós, sin un primer y ultimo beso.

Mi vida se volvió oscura y fría, nada le daba sentido, las rosas ya solo tenían espinas y la noche había perdido su manto estrellado, nada me quedaba, sin ti mi mundo había desaparecido, la soledad de apoderada de mi y me sentía como una simple pieza más del rompecabezas que es la sociedad, como un triste arbusto plantado en un desierto, mientras el mundo giraba a mi alrededor sin percatarse que allí estaba yo.

Siempre he tenido la esperanza de que el destino, que un día nos separó, volvería a unirnos, regalándonos lo que en su momento nos negó, una vida junto, el regalo de un amor soñado y añorado…pero aún sido esperando, y la esperanza se va apagando, cual vela que se consume, apagándose para siempre.

Ahora, después de tanto años he asumido y aprendido a vivir sin ti, sé que jamás podre tenerte, pero también he comprendido que nunca podre olvidarte, que el amor que siento por ti será eterno, como eterno el sufrimiento por tu ausencia.

Si aún hay gente que dude de la existencia del amor eterno aquí tienen mi ejemplo, que pese a la ausencia física del ser que ocupa mi corazón llevo la mitad de mi vida amándole, queriéndole y deseándole, ofreciendo mi alma al mismo diablo por poder robarnos tan solo un simple beso, una caricia. Me encuentro suspirando día y noche por no tenerle, por no poseerle ni decirle al oído lo que es para mí, cuanto le necesito o lo feliz que me hizo sentir, por eso, que nadie me diga que el amor es pasajero, que viene y va porque yo tengo la certeza de que cuando es sincero, puro, inocente y verdadero, el amor se convierte en eterno…


1 comentario: